La ganadería que se perdió en el centro del Huila
Medio: Diario del Huila
Fecha: 25 05 2015
El Comité de Ganaderos del Huila calculó que con el embalse El Quimbo el departamento perdió cerca de 16.500 cabezas de ganado en los seis municipios impactados. Además, una cadena de frío que funcionaba en la zona ya se desarticuló. La multinacional invirtió $400 millones para la certificación del área del proyecto como libre de brucelosis y tuberculosis bovina.
En 2011, en plena construcción del proyecto hidroeléctrico El Quimbo, el Huila contaba con un hato ganadero que totalizaba 232.595 bovinos diseminados en 22 municipios. En las localidades que hacen parte de la zona de influencia había 85.778 animales (36,87%).
Tres años después, en 2014, la ganadería bovina del departamento creció hasta llegar a 423.549 vacunos, pero en los seis municipios que han sido impactados por el embalse esta cifra disminuyó. Ahora solo representan el 16,36 por ciento.
En efecto, DIARIO DEL HUILA conoció documentos de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) en donde se indica que, por ejemplo, El Agrado tenía un total de 11.502 bovinos en 2011 y en 2014 bajó a 7755. Es el caso más grave, pero lo mismo sucedió en los demás poblados.
En Altamira eran 10.750 animales hace cuatro años y en la vigencia anterior totalizaron 8147 bovinos; Garzón pasó de 13.228 a 11.072 en el mismo periodo; Gigante tenía 16.628 bovinos y el año pasado cerró con 13.672; en Paicol había un grupo de 13.004 y quedó en 11.110; por último, Tesalia sumaba 17.943 animales y terminó 2014 con 15.266.
Dramática disminución
Luceni Muñoz Bermeo, directora ejecutiva del Comité de Ganaderos del Huila, sostuvo que como consecuencia de la construcción de la hidroeléctrica El Quimbo, el sector ganadero ha disminuido cerca de 16.500 bovinos en los últimos cuatro años. Esto se ha evidenciado principalmente en los municipios de la zona de influencia.
“De alguna forma este fenómeno trasciende más allá del sistema de producción o alimentario que desaparece. La generación de empleo en la zona empieza a afectarse. ¿Cuántos vaqueros, ordeñadores dejan de trabajar o se van a otras regiones?”, añadió.
En número de predios (fincas) la cifra no es relevante. La evaluación realizada por el Comité de Ganaderos indica que el número de predios aumentó, pero tiene que ver más por la normatividad sanitaria como consecuencia del registro pecuario que obliga a los ganaderos, propietarios de tierra o no, arrendatarios, depositarios, que hagan directamente el registro de su propiedad en los bovinos.
“La realidad no se puede dimensionar en que los predios aumentaron, porque realmente se dio cumplimiento a una normatividad sanitaria. Es evidente que al desaparecer más de 16.000 bovinos en la región de influencia se genera una disminución en la producción de leche, de carne y se deja de garantizar en la región una dinámica comercial para otros productores”, dijo.
Menos trabajo y ganadería
Añadió que también hay disminución en la generación de empleo. “Emgesa, la propietaria del proyecto ha hecho el ejercicio de reubicación, pero sabemos que muchos vaqueros y trabajadores del sector bovino se quedaron sin empleo, migraron a otros municipios o departamentos”.
La dirigente gremial explicó que para el sector ganadero es una pérdida para el desarrollo de la ganadería porque salen muchos sistemas de producción e inventario ganadero que le aporta a la economía regional.
“Esta no es la zona más ganadera. Eso hay que reconocerlo. El mayor inventario bovino está en el norte, pero el mayor número de predios está en el centro del Huila, en el área de influencia de El Quimbo”, destacó.
Muñoz Bermeo afirmó que esa zona ha avanzado mucho en la especialización de la producción. Entonces, la zona centro, al igual que la de occidente y la sur la tendencia ha ido mejorando en la especialización de la producción lechera. Entonces se ha generado un impacto en la producción de leche en esa subregión.
Medida de compensación
Camilo Castrillón Quintero, responsable del relacionamiento institucional del proyecto hidroeléctrico El Quimbo, recordó que a través de un Acuerdo de Cooperación que se elaboró de manera concertada con las seis administraciones municipales del área de influencia del proyecto, la Gobernación del Huila, el Ministerio de Minas, el Ministerio de Agricultura y Emgesa, se suscribió un documento que contempla obligaciones para las partes y en el caso de Emgesa de habla de 30 puntos que quedaron plasmados de obligatorio cumplimiento.
“En ganadería, el punto 16 hablaba de la obligación de establecer un convenio con Fedegán para que se pudiera implementar un programa denominado por ellos Asistegán para buscar el mejoramiento genético de cerca de 22.000 cabezas de ganado en la zona”, indicó.
Emgesa debía disponer de $400 millones para desarrollar este programa. Una vez empezaron a analizarse las opciones, la multinacional depositó esos recursos en una fiducia para tener la facilidad de que una vez se escogiera el programa fuera viabilizado.
Cambio de proyecto
“Sin embargo, cuando la empresa se volvió a sentar con los alcaldes, mediante la manifestación que se dio de manera escrita, por parte de ellos y una serie de debates que se dieron, se tomó la decisión en conjunto de que esos recursos fueran no al programa de mejoramiento genético sino a uno de origen sanitario que le permitieran a los hatos ganaderos de la región buscar mejores resultados, mejor desarrollo de los temas ganaderos y sobre todo mejores precios”, aseveró.
Los alcaldes y las administraciones manifestaron su interés de que dichos recursos fueran manejados por Corpoagrocentro, un centro provincial de carácter regional que tiene buena experiencia y conoce la zona.
Ellos ejecutaron el programa y a la fecha ya se finiquitó el convenio. Dejó resultados positivos para la región, para la ganadería, para el departamento y las personas que se dedican a esta actividad.
“El proyecto empezó el año pasado y se programó en diversas etapas. Tuvieron total autonomía de establecer el qué y el cómo desarrollar el proyecto. Emgesa lo apoyó con $400 millones. Fueron analizadas las agremiaciones, instituciones y entidades que estuviesen en contacto directo con los ganaderos. Como compañía, Emgesa ha sido muy respetuosa de las regiones y la comunidad. Las alcaldías fueron las que tomaron las decisiones que fuera Corpoagrocentro”, concluyó.
Red de frío se apagó
Luceni Muñoz Bermeo, directora ejecutiva del Comité de Ganaderos del Huila, indicó que una red de frío que estaba conformada y que era la única que tenía un buen funcionamiento, que contaba con seis tanques, se acabó. “Ellos acopiaban cerca de 14.000 litros día en seis tanques de enfriamiento en esa zona centro”.
Las fincas que aportaban a esa red de frío estaban ubicadas en Garzón, Gigante, El Agrado en su gran mayoría, porque había tanques y le comercializaban a la multinacional Nestlé. Cuando empezó la construcción de El Quimbo y salen las ganaderías especializadas en leche, que eran las que más le aportaban a esa formalidad que ya se tenía organizada, empieza a desaparecer el volumen de la leche.
“Eso hizo que la red de frío se cayera. Hoy en día los tanques no están cumpliendo su función. Están ‘parados’, como se diría, sin acopio del líquido porque no encontramos hoy productores que manejen el volumen de antes, para Nestlé o para las pasteurizadoras locales”, dijo.
Muñoz Bermeo recordó que había unos tanques en Garzón, uno en El Agrado, en Gigante y en Altamira. “Creo que ese acopio llegaba a unos 14.000 litros, pero fue disminuyendo a 4000, 3000 litros hasta que desapareció. Eran unos 60 productores los que acopiaban leche en la red de frío”. La red empezó en 2008 y fue fuerte hasta los años 2010 y 2011 en conde empezó la decadencia. Ahí fue donde empezaron a bajar los productores y no se pudo sostener la red de frío. Hoy, la red a cargo de la Sociedad Acopiadora y Distribuidora de Leche del Centro del Departamento del Huila (Solecen) no existe.
“Ese esfuerzo formal que ya se había logrado establecer desapareció. No puedo decir que por la salida de los productores como consecuencia de las obras de El Quimbo, también tuvo que ver la inequidad de precios y la informalidad en la distribución de la leche”, afirmó la dirigente gremial.
El agua de El Quimbo tendrá problemas de calidad
El bajo caudal que generará en el río Magdalena el llenado de la represa de El Quimbo y la descomposición de la vegetación del área inundada, impactarán la calidad del agua y por consiguiente a las pesquerías artesanales de la zona.
Así lo revela un trabajo realizado por expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UN) que esta semana estarán en el Huila socializando ante las autoridades regionales y los altos ejecutivos de la multinacional Emgesa los resultados de una consultoría sobre el impacto ambiental del embalse cuando empiece el llenado.
El proyecto hidroeléctrico El Quimbo prevé la construcción de un embalse con 150 metros de profundidad, lo que lo convertiría en uno de los más grandes del país. Se encuentra ubicado sobre el cauce principal de la parte alta del río Magdalena, en el centro del Huila.
Su área de influencia impacta seis municipios: Gigante (43,91%), El Agrado (37,83%), Garzón (16,76%), Tesalia (1,25%), Altamira (0,21%) y Paicol (0,04%).
Efectos ambientales
Desde finales del año 2013 el Grupo de Limnología Amazónica de la UN, sede Amazonia, desarrolla una consultoría para Emgesa, encargada de construir y poner en funcionamiento el embalse para generación eléctrica. Uno de los objetivos centrales de la misma es dimensionar los efectos ambientales que tendrá la represa cuando entre en la etapa de llenado después de su construcción.
La actividad de socialización se desarrollará por medio de talleres en los que se presentarán los resultados que se tienen hasta ahora y participarán expertos internacionales.
Asimismo, la Universidad Nacional entregará en los próximos meses un protocolo de sugerencias al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, sobre cuáles pueden ser las estrategias a seguir para generar el menor impacto posible.
El profesor Santiago Duque, coordinador del Grupo de Limnología Amazónica, explicó que todos los embalses generan efectos negativos y positivos, son ecosistemas que se crean en una región particular por lo que generan transformaciones ambientales que causan efectos sociales y económicos.
“Según la licencia ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, lo primero que se debe definir es el caudal ecológico”, señala el profesor Duque, quien explica que esto se refiere al volumen de agua que debe salir del embalse durante el proceso de llenado, para que aguas abajo, el río genere el menor impacto posible.
Problemas de eutroficación
En la parte alta, entre la represa del embalse de El Quimbo y la cola del embalse Betania, existen 14 kilómetros del río Magdalena, allí hay una gran población de pescadores que dependen en buena medida de la oferta de peces que da naturalmente dicho afluente.
Por esta razón, la evaluación de este grupo también incluye el efecto de la inundación de El Quimbo, el cual reducirá el caudal del río para subir el nivel de agua de la represa de Betania. Esta inundación tardará entre cinco y ocho meses, y posteriormente entrará a generar energía eléctrica.
“El embalse El Quimbo, como muchos otros, nace con un problema de eutroficación, esto se refiere a la inundación que por efectos de la represa se debe hacer en extensiones de bosque y áreas vegetadas. Por esta razón toda la actividad desarrollada allí debe desplazarse”, explica el experto.
Agua de mala calidad
Además, agrega que toda la vegetación que queda bajo el agua sufre una descomposición que va a enriquecer de nutrientes y a agotar de oxígeno las partes más profundas del embalse. Por consiguiente, el agua que se va a embalsar en El Quimbo tendrá problemas de calidad.
El problema se puede incrementar por los vertimientos de aguas residuales de los municipios de Gigante, Garzón, Altamira y otros que van a colindar con el embalse.
Los inconvenientes se verán reflejados al momento de generar energía eléctrica, pues las aguas que circulen por la pendiente y lleguen a las turbinas, serán liberadas al río Magdalena.
En este sentido, el tramo de 14 kilómetros, no solo será afectado en su dinámica hidrométrica (niveles del caudal) sino que las funciones ecosistémicas como las pesquerías locales o artesanales también estarán entre las perjudicadas.
Riesgo para la tilapia
Por otra parte, según el experto en las modelaciones pasadas, por alguna razón, no fue incluido el río Páez, que viene del Nevado del Huila en la Cordillera Central y desemboca 200 metros aguas abajo de la represa de El Quimbo.
“Este afluente es muy importante porque maneja caudales muy grandes que pueden compensar, en parte, la disminución del río Magdalena” aseguró el profesor.
En cuanto a la represa de Betania, el investigador manifiesta que ésta soporta actualmente un número mayor de proyectos piscícolas a los debidos. Si a esto se le suman los problemas de aguas de mala calidad que llegarán de El Quimbo, el riesgo para la producción de tilapia que se da allí será muy alto.
Sin embargo, recuerda que estos problemas sanitarios se deben también a la piscicultura agresiva y sin control que se desarrolla en Betania.